El Águila feroz II / Apocalipsis en la Jungla
Continuemos…
…Después de regresar muy maltrechas, golpeadas y heridas, las feroces águilas graznaban y vociferaban en contra de su ex-jefe, el caído Águila Feroz, de cómo los había engañado como tontos y babosos: «…todo por un famoso y tonto mono nos vengaron y nos derrotaron a nosotros, las águilas feroces! Que vergüenza y humillación».
– «Bien señores, en verdad los derrotaron a ustedes! No ha nosotros los que nos quedamos aquí en nuestra tierra. Somos millones tras millones de águilas y halcones, todos somos una gran fuerza; imposible que nos derroten de nuevo», gritaban las enfurecidas aguilas tras la derrota de su máximo lider
De pronto se oyó exclamar a un aguilón viejo ya entrado en años y con mucha experiencia, agarrado de su baston les decia:
«Ustedes son unos ilusos, babosos y muy pendejos, solo piensan en atacar e invadir. Ellos no se dejaron esclavizar, no fueron ilusos; y que creian Ustedes? Que ellos no podian pensar como ustedes?? Claro allá al sur de nosotros están los tucanes, valientes, sabios y generosos. En el África están el Gran León y su reino. En el Asia tenemos a Pegasus y sus Guerreros, al Gran Buda y sus Tigres; y allá… en la gran Rusia están el temible y bravo Oso Blanco y el Gran Tigre. Todos ellos muy valientes, bravos y astutos!!
Aha? Que piensan ustedes águilas feroces y halcones, si los derrotaron allá en el sur con astucia y valentía los tucanes y demás tropas, como nos irá allá, en el resto del mundo? Que acaso no ven, como todos ellos ya se unieron y tienen planificada la defensa de sus respectivos lugares y países donde ellos viven?»
Pero las águilas y halcones sedientos de «venganza» y sangre, no escuchaban al viejo águila. Ellos seguían alardeando de su poder, rechinaban sus picos, demostrando su grandeza, el cocoroteo era ensordecedor y se oía por toda su región. Todas empezaron a gritar al unísono: «Que viva nuestro fallecido y heroico gran jefe, Águila Feroz! Lo vengaremos con mucho «derecho», somos millones, somos bravos, arrechos y crueles; nadie puede contra nosotros los halcones y águilas feroces».
Entonces el viejo aguilón tomo nuevamente la palabra y dijo: «Bien hermanos águilas y halcones yo con lo viejo que soy y mi experiencia les aconsejo tener calma y prudencia! Todos esos jefes reunidos como lo han hecho nos darán muchas derrota e incluso la violencia nos alcanzará aquí mismo en nuestro propio suelo!».
«Usted es un viejo aguilón, baboso, pendejo y además cobarte! No joda, vayase a su casa antes que los matemos a Usted y a los que le acompañan», graznaron aquellas águilas y halcones sedientos de la lujuria de sangre.
El viejo aguilón al ver que no los respetaban y que lo estaban amenazando, se pone furioso y abriendo y revoloteando sus grandes alas, les contesta:
«A las aguilas feroces y halcones que dicen que el viejo aguilón es tonto e iluso: Ellos se van a vengar y nos derrotaran, además tenemos la discordia ya aquí mismo, en nuestra propia casa y suelo, estamos jodidos a pesar que aparentamos ser duros y fuertes. No jodan! No se estén engañado y presumiendo, una vez que levanten vuelo hacia los 4 puntos cardinales – Norte, Oeste, Este, Sur – y comiencen la invasión, matanza y conquista de «nuevos» territorios, entonces será el fin nuestro, de todos nosotros, desapareceremos!».
Las águilas feroces y los halcones, enfurecidos por lo que les había dicho el Viejo Aguilón, gritaron: «Bah! Ese viejo es un traidor y cobarde! Matémoslo, ya que es un estorbo y un peligro a nuestros planes y para nosotros mismos!». Al terminar de decir eso, aquella multitud enardecida de aves se le tiran encima, cientos de ellas, sin el más mínimo respeto a la edad de aguilón y a su mucha experiencia y sabiduría.
El viejo aguilón cuando ve que lo vienen a matar, se levanta tirando el bastón y no esperando a que lo ataquen, se les lanza encima gritando: «Ya voy hijos de P…, ya voy, mueran conmigo!». El resto de águilas que le acompañaban y le eran leales al viejo aguilón se lanzaron tras de él para enfrentar la multitud de las águilas feroces y halcones, entamblándose un gran combate entre águilas y halcones agresivos y un gran sabio y honesto jefe, el Viejo Aguilón y sus compañeros.
Lucharon con valentía y mucho coraje. Al final «venció» la multitud cegada entre tanta bulla, aleteo y cocoroteo de tantas aves feroces. «Ya los matamos a todos, a ese viejo pendejo aguilón y a los suyos! No quedo ninguno vivo! viva! viva!», graznaba las bandadas de águilas feroces y halcones. Aquel chapoteo y cocoroteo de tantos miles de picos avivando a su difunto ex-jefe y ex-líder el águila feroz – derrotado y ajusticiado por el gran jefe, El Tucán del Sur – era ensordecedor.
Bien, sigamos con el relato; luego del asesinato del Viejo Aguilón y sus seguidores, aquellas águilas rapaces y halcones amenazantes, se decidieron por la conquista y la guerra. Ahora no había quien los contuviera y empezaron a gritar: «Vamos, vamos, vamos todos a la conquista de nuevas tierra donde hay bastante comida y agua, además de muchas tierras que serán nuestras! Viva, viva, viva!. Las miles y millones de águilas vitoreaban sus «futuras» victorias y conquistas.
Ahora, el nuevo jefe de las águila feroces, Aguilucho Feroz, discípulo número uno del caído Águila Feroz se dirigía a sus congéneres de forma arrogante y envalentonada: «Y bien hermanos ahora yo soy su nuevo jefe, Aguilucho Feroz y ordeno: Vamos a la conquista de «nuevas» tierras. Las águilas viejas que fueron derrotadas por el Gran Tucán dicen que si ellas se salvaron a duras penas, nosotros no lo haremos y yo les digo: cobardes!» – Las águilas viejas respondieron: «Seremos cobardes y miedosas, pero no volveremos a cometer el mismo error, nos quedamos en nuestras casas y territorios».
Cobardes! Son unos cobardes! Gritaban las demás águilas feroces y halcones mientras levantaban vuelo hacia los diferentes puntos cardinales, unas al sur, unas al norte, otras al este y las ultimas al oeste. Todas ellas guidas por su ahora nuevo líder Aguilucho Feroz y confiadas en su «gran» poder.
Mientras tanto en su territorio quedó la discordia por la muerte y asesinato del gran ex líder y antiguo jefe el Gran Viejo Aguilón.
Por un lado de las águilas, miles de águilas y halcones partían de su inmenso territorio allá de los campos y altas montañas del norte de las Américas, tierras frías y de nieve, a los diversos puntos cardinales entre despedidas alegres y vitoreo – la bulla era escandalosa sobre sus nuevos planes de conquista.
Por el otro lado de aquel vasto territorio, las águilas que se quedaban, empezaban a protestar y a enfrentarse entre sí porque ya no creían mas en las águilas feroces y halcones. Ellas habían abierto los ojos y más los sentidos, con el asesinato del Gran Viejo Aguilón. Aquel gran territorio estaba que ardía
En los cuatro puntos cardinales del planeta las águilas feroces y halcones habían desatado un infierno en el mundo entero. Aguilucho Feroz se daba cuenta que lo que el Gran Viejo Aguilón le había dicho se había convertido en realidad, pero ya era muy tarde. En todo el mundo y al sur de su territorio les estaban dando unas derrotas y palizas tremendas
Los habían recibido con un fuego terrible y devastador. Los combatían con estrategias desconocidas por ellos. Los otros animales del planeta habían fabricado armas como garrotes con puntas de tierra-aire, con grandes puntas de fuego de Norte a Sur y de Este a Oeste. También habían fabricado estacas con puntas de tierra-tierra y tierra-mar. Aquella sorpresa fue terrible y devastadora para las águilas feroces y halcones.
La muerte y destrucción cundía entre las grandes filas de las águilas feroces y halcones. El Gran Jefe Tucán junto con el resto de los otros jefes tucanes, el Gran Jefe Cóndor, los Jefes Jaguares y todos los leales, les estaban dando una derrota gigante a las águilas feroces y halcones…
… estas gritaban: “Vámonos, huyamos, corrámonos de aquí, nos han vergueado y cachimbeado; hay mamita no queremos ser capturado y hecho prisionero por esos feroces y valientes guerreros, liderados y dirigidos por tucanes y demás”.
Las águilas y halcones seguían gimiendo: “Nos van hacer lo mismo que le hicieron al gran Águila Feroz: tirarnos a las grandes hogueras y quemarnos allá abajo en la tierra del gran jefe”,
Mientras tanto, el Gran Tucán se comunicaba con sus amigos del resto del mundo y ellos le confirmaban y comunicaban que la resistencia y respuesta a la invasión de las águilas feroces y halcones había sido contundente. El gran Oso Blanco, el Rey León, el Gran tigre de Bengala, los Fedayines, el Dragón Chino, todos comunicaban lo mismo: Todas las águilas y halcones feroces habían han caído derrotadas.
Jamás pensaron como iban a ser recibidos! Sorpresa fue la que recibieron de los garrotes con puntas, estacas de punta. Las bolas de fuego grandes y pequeñas fueron eficaces y destructivas entre su hordas y filas.
Por todo el mundo, los grandes líderes y jefes habian aplastado la gran invasión de las malvadas águilas feroces y halcones. También les llegaron sobre su territorio aguileño, las grandes bolas de fuego infernales. Fue una cosa terrible y devastadora la poderosa respuesta que dieron el Oso Blanco, el Tigre de Bengala y el Gran Dragón Rojo. Aquel gran territorio de las águilas feroces y halcones habían recibido lo que ELLOS estaban acostumbrado a dar: Muerte, sufrimiento, desolación y destrucción. Las grandes bolas de fuego infernales fueron devastadoras, matando por millones haya en su territorio a las águilas feroces y halcones invasores.
Las águilas feroces y halcones no hallaban que hacer, derrotadas y aplastadas en todo el planeta luego que por cada bola de fuego que ellos habían lanzado, la respuesta fueron cienes de bolas de fuego infernales que cayeron sobre ELLOS en todo su gran territorio. Aquella lluvia de bolas de fuego no se pararon ni detuvieron ante nada.
Todo estaba llegando a su fin, cuando los grandes jefes, El Gran Oso Blanco, el Gran Tucán El Gran Dragón Rojo y el Gran Tigre De Véngala el Rey León y los Grandes Fedellines, El Gran Jefe Cóndor y El Gran Jefe Jaguar, de forma unánime, se pusieron de acuerdo con una sola respuesta contundente:
“No aceptaremos rendición alguna. Serán aniquilados y cremados. Quemados desde raíz hasta que queden convertidos en cenizas y calcinados”
Nadie dijo nada. La palabra PERDÓN había desaparecido. El odio sembrado por las águilas feroces y halcones a los pueblos del mundo fue tan terrible y horrible que la respuesta de todos los jefes del planeta fue unánime: Había que inmunizar a todo el planeta de todos los gérmenes que tanto dolor y sufrimiento habían provocado a tantos millones de “animalitos” en este mundo…
Y así termino este relato y testimonio, donde pongo animalitos y entidades divinas, como grandes protagonistas dirigiendo a sus respectivos pueblos y naciones en el mundo entero.
Juan Lemus ©
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