Haiti: El terremoto que quiso ser ocultado?

Las «super» agencias de noticias que tienen a sus «periodistas» ubicados en los lugares estrategicos del mundo, no transmitian la realidad de lo que estaba ocurriendo en HAITI. Al principio habian dicho que solo eran un «par» de edificios caidos. Ahora se habla de mas de 100,000 muertos y 3 millones de damnificados. COMO es posible que semejante magnitud no se hubiera visto desde un principio? Claro era la oportunidad de intervenir un pais bajo sopretexto de «ayuda» humanitaria. Como siempre ese es el lema de ELLOS.

Claro, esto lo supimos quienes nos informamos por Internet, pero los demas seres humanos o «zombies» que habitan este mundo y que solo se informan por sus expendedores de «droga» mediatica illuminati, muchos de ellos, aun hoy en dia, no se han dado cuenta de la magnitud de esta catastrofe.

Miren la realidad:

Balance de un panorama escalofriante

Haití es un gigantesco cementerio: Cien mil cadáveres y tres millones de personas afectadas

(IAR Noticias) 14-Enero-2010

«La capital es muerte. Una parte de Haití es destrucción», señala Haiti Press Network, una publicación haitiana en internet. Tanto Haiti Press Network como la página digital de Radio Metropole describen el panorama en Puerto Príncipe como desolador y dantesco, con «cadáveres abandonados sobre el pavimento». No hay servicios de emergencia, no hay comida, no hay teléfono, no hay agua, no hay nada, describen los testigos. Según la ONU y la Cruz Roja, de 3 a 3,5 millones de personas, más de un tercio de la población total, fueron afectadas de un modo u otro por el terremoto. Los testimonios son escalofriantes.

Fotogaleria Reuters / Fotogalería: La tierra tiembla en Haití / Video de la CNN / Video: Terremoto en Haiti / Video: Catástrofe en Haití / Imágenes de la devastación / Guía animada de los terremotos / Una nube de polvo cubrió Puerto Príncipe

Informe
IAR Noticias
/ Agencias

Panorama desolador

Mike Blanpied, del Instituto Geológico de EE.UU. (USGS), asegura que, basándose en el lugar y le tamaño del terremoto, unos tres millones de personas se habrían visto afectadas por el impacto de este devastador terremoto.

«Hacerse paso por las calles para recoger los cadáveres parece en estos momentos una tarea imposible», informaba este miércoles Sanjay Gupta para la cadena norteamericana CNN. «Los hospitales, que deberían ser el destino para aquellos heridos que podría sobrevivir, son inexistentes o están en unas condiciones espantosas (. . . ) y no hay prácticamente ningún tipo de maquinaria pesada para poder escavar entre los escombros. La gente lo hace con sus propias manos», agregó Gupta.

La cadena ha emitido diversas imágenes de personas que, atrapadas entre las ruinas de viviendas, solicitan ayuda a gritos y se retuercen para tratar de salir de entre lo que antes eran viviendas. Muchos de los supervivientes están utilizando neumáticos y el poco material que tienen a mano para encender fogatas con las que evitar el frío y combatir la oscuridad de la noche, ya que desde el momento del terremoto la ciudad permanece sin suministro eléctrico.

Un joven haitianosuplica en inglés a un reportero de Reuters: «Está muriendo demasiada gente. Necesitamos ayuda internacional... no hay servicios de emergencia, no hay comida, no hay teléfono, no hay agua, no hay nada». Los cadáveres han empezado a llenar las calles de Puerto Príncipe, lo que también hace temer la irrupción de enfermedades y epidemias. Cada pocos metros, en cada recodo, aparecen grupos de cadáveres amontonados. Algunos yacen tendidos en una esquina y otros muchos son depositados en grandes camiones con destino al cementerio.

«Desde los escombros se oyen gritos de socorro de los que se han quedado dentro y los parientes se desesperan por la impotencia», apuntó la cooperante italiana de la Asociación de Voluntarios para el Servicio Internacional (AVSI) Fiammetta Cappellini, quien presenció el terremoto de siete grados de magnitud en la escala Richter que devastó ayer el oeste de Haití.

El testimonio de esta mujer que recoge Europa Press, narra «el panorama devastador» en que se ha convertido la isla caribeña y, en especial, su capital, Puerto Príncipe, donde, según subrayó, «las calles se han convertido en una trampa» y, en toda la ciudad, «la gente se queda en la calle, unos porque ya no tienen casa y otros porque temen una nueva sacudida.

Según Kristie van de Wetering, cooperante de Oxfam en el país, la situación es «muy caótica, con escombros de las viviendas por todas partes». «Hay una capa de polvo que cubre toda la capital y podemos oir a la gente pidiendo ayuda desde todos los rincones. Se están produciendo réplicas y la gente está muy nerviosa», relató en un comunicado.

Barrios enteros han desaparecido, cientos de edificios públicos se han derrumbado como un castillo de naipes, incluido el palacio presidencial.

Los equipos de rescate se retiran por miedo. Todos, menos Jeanwell Anthony, que sigue sosteniendo la mano de un niño al que trata de consolar. «La mano de Dios que ama la vida me ha guiado para salvar a este bebé», cuenta el socorrista.

Las comunicaciones normales están cortadas, los caminos bloqueados por escombros y árboles, la energía eléctrica interrumpida y el suministro de agua es escaso. Las únicas luces visibles en la ciudad provienen de señales de tránsito que funcionan con energía solar. El panorama no puede ser más terrorífico.

En una entrevista a la cadena CNN, el ex presidente norteamericano, Bill Clinton, enviado especial de la ONU a Haití, reconoció los esfuerzos que está realizando toda la comunidad internacional para ayudar al pueblo haitiano, pero alertó de que la tarea va a ser complicada, ya que estamos «ante una situación devastadora«. «Tenemos por delante tres o cuatro días muy duros en la retirada de escombros para encontrar a los fallecidos y asistir a los superivientes. No sabemos aún cuanta gente hay muerta ni herida», añadió.

«Muchos heridos se encuentran a la intemperie, expuestos a la deshidratación, por lo que podrían morir en las próximas horas. Por eso es tan importante tener allí los equipos de rescate apropiados, por eso la gente debe saber que durante la próxima semana o diez días van a ser necesarias una serie de necesidades fundamentales, como alimentos, agua, cobijo y material de primeros auxilios», aseveró el ex presidente norteamericano.

Periodistas internacionales llegados a Puerto Príncipe dibujan un  tétrico panorama de cadáveres apilados en las calles, supervivientes retirando escombros con sus propias manos para tratar de rescatar a los que permanecen con vida bajo los escombros, heridos que no encuentran hospitales donde poder ser atendidos y una población que trata de improvisar refugios donde aguardar la llegada de ayuda humanitaria. Que no llega.

Balance escalofriante

El caos y la desolación dominaban ayer la vida de los haitianos. Los testimonios eran escalofriantes. Se describía «gente ensangrentada», que «deambulaba perdida y murmurando el nombre de sus seres queridos», otros que «rezaban y lloraban en las plazas». Puerto Príncipe era un infierno de escombros y cadáveres, situación que el presidente Préval calificó de «inimaginable» en entrevista al diario The Miami Herald. Dijo haber caminado entre cuerpos aplastados y oído los gritos de personas atrapadas en los restos del Parlamento, otro edificio que no resistió el embate del terremoto y sus tres réplicas.

«Hacerse paso por las calles para recoger los cadáveres parece en estos momentos una tarea imposible», informaba este miércoles Sanjay Gupta para la cadena norteamericana CNN. «Los hospitales, que deberían ser el destino para aquellos heridos que podría sobrevivir, son inexistentes o están en unas condiciones espantosas (. . . ) y no hay prácticamente ningún tipo de maquinaria pesada para poder escarvar entre los escombros. La gente lo hace con sus propias manos», agregó Gupta.

El primer ministro de Haití, Jean Max Bellerive, hizo ayer un balance preliminar escalofriante. Por el terremoto del martes, habrían muerto más de 100 mil personas. Se temía, ese día, que el sismo había sido catastrófico. Pero con las líneas de comunicación caídas, salvo los mensajes y fotos por Twitter, no se sabía la dimensión. Aún ayer, el alcance de la tragedia no podía mensurarse. El presidente de Haití, René Préval, dijo luego de Bellerive que era «demasiado pronto» para dar cifras de muertos, pero los estimó al menos entre 30 y 50 mil. Un gendarme argentino falleció en el derrumbe del edificio de las Naciones Unidas.

De 3 a 3,5 millones de personas, más de un tercio de la población total, fueron afectadas de un modo u otro por el terremoto de grado 7,3, dijeron tanto Naciones Unidas como la Cruz Roja. John Holmes, subsecretario de la ONU en Asuntos Humanitarios, precisó que Puerto Príncipe, la capital, y sus alrededores, es la zona más afectada; en menor medida también Carrefour, al sur: «Hay necesidad desesperada de material y médicos». Un hospital móvil argentino es el único que funciona en la capital y está desbordado.

«Camino por encima de cuerpos sin vida»

«Camino por encima de cuerpos sin vida. Mucha gente se encuentra debajo de los edificios. El hospital general colapsó. Necesitamos apoyo. Necesitamos ayuda. Necesitamos ingenieros», fue el dramático llamado de la primera dama, Elisabeth Préval, quien se salvó al igual que su esposo del desplome del palacio presidencial.

«Las paredes se vinieron abajo en todos lados. Corrí por mi vida. La gente no hacía más que gritar ‘¡Jesús, Jesús!’. Fue completamente irreal. Una locura», relató el fotógrafo Ivanoh Demers a la revista canadiense cyberpresse.ca.

«La ciudad es muerte. Una parte de Haití se destruyó», afirmó Haiti Press Network, de los pocos portales que actualizaba información pues las telecomunicaciones colapsaron.

Todos los hospitales estaban abarrotados con gente, pero en algunos no había médicos. «La noche del martes fue sin duda la más larga para los haitianos golpeados por un terrible terremoto que ha dejado enormes cantidades de víctimas e importantes daños», señaló el sitio web.

El sitio web de Radio Metropole señaló: «Los haitianos apilan cadáveres en calles devastadas y otros buscan sobrevivientes y muertos entre ruinas». Un camarógrafo de AP vio un hospital derrumbado donde la gente gritaba y pedía ayuda en Petionville. Allí residen diplomáticos y familias ricas, así como personas pobres, gran mayoría del pueblo haitiano.

«Todos los hospitales están abarrotados. Es una catástrofe»

El presidente René Préval había afirmado que el seísmo podría haber dejado miles de muertos, si bien admitía que aún no ha sido posible realizar una «evaluación» sobre las consecuencias de la catástrofe, que afecta principalmente a la capital, Puerto Príncipe.

«Tenemos que hacer una evaluación», reconoció Préval en sus primeras declaraciones públicas realizadas al diario ‘Miami Herald’, calificando la escena en la capital de «inimaginable». «El Parlamento se ha venido abajo, la oficina de Hacienda se ha venido abajo, las escuelas se han derrumbado, los hospitales se han derrumbado». Añadió que «hay escuelas con muchas personas muertas». Atrapado bajo el Parlamento se encontraba aún vivo el presidente del Senado, Kely Bastien.

El presidente haitiano, que no se encontraba en el momento del seísmo en el palacio presidencial, explicó que ha recorrido varios barrios de Puerto Príncipe para evaluar los daños. «Todos los hospitales están abarrotados. Es una catástrofe». Préval agregó que las calles de la capital estuvieron llenas de gente durante la noche por el temor a dormir en sus casas en caso de que ocurriesen nuevos temblores.

«Hacerse paso por las calles para recoger los cadáveres parece en estos momentos una tarea imposible», informaba este miércoles Sanjay Gupta para la cadena norteamericana CNN. «Los hospitales, que deberían ser el destino para aquellos heridos que podría sobrevivir, son inexistentes o están en unas condiciones espantosas (. . . ) y no hay prácticamente ningún tipo de maquinaria pesada para poder escarbar entre los escombros. La gente lo hace con sus propias manos», agregó Gupta.

La cadena ha emitido diversas imágenes de personas que, atrapadas entre las ruinas de viviendas, solicitan ayuda a gritos y se retuercen para tratar de salir de entre lo que antes eran viviendas. Muchos de los supervivientes están utilizando neumáticos y el poco material que tienen a mano para encender fogatas con las que evitar el frío y combatir la oscuridad de la noche, ya que desde el momento del terremoto la ciudad permanece sin suministro eléctrico.

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